Por Aquiles Julián
El término disruptor
significa perturbador, interruptor.
El concepto de disruptor
endocrino o perturbador e interruptor de la función endocrina es la traducción
al español del concepto endocrine disrupting chemicals y se emplea para definir una variedad diversa y heterogénea de compuestos químicos creados en su
mayoría por la industria, que se ha comprobado que son capaces de alterar el
equilibrio hormonal y producen efectos adversos sobre la salud de un organismo
o su descendencia.
De acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) un disruptor endocrino es “un agente que interfiere con la síntesis, secreción, transporte, unión o eliminación de hormonas naturales presentes en el organismo que son responsables del mantenimiento de la homeostasis, la reproducción, el desarrollo y/o el comportamiento.”
Simplificando, esto significa que los disruptores
endocrinos son sustancias químicas o
mezclas químicas, que interfieren con la función hormonal normal.
Los disruptores
endocrinos, DE, entran a nuestro cuerpo por los alimentos, el polvo y el agua,
por la inhalación de gases y partículas, y por absorción a través de sustancias
que entran en contacto con nuestra piel.
Por igual, pueden pasar al feto a través de la placenta, y a los bebés vía la leche materna.
El sistema endocrino
El sistema endocrino es un
sistema de mensajería química interno, complejo y fundamental, porque se
relaciona con todas las etapas de la vida: la concepción, el desarrollo fetal,
el alumbramiento, el desarrollo neural, la maduración de los órganos internos,
la pubertad, la madurez sexual y la capacidad de concebir, hasta alcanzar la
vejez y la senescencia.
Nuestro sistema endocrino,
compuesto por órganos como la tiroides y la paratiroides, el páncreas, la
hipófisis, el timo, los ovarios, los testículos y la glándulas suprarrenales, envía
señales hormonales a todo nuestro organismo, en forma de estrógenos,
testosterona, hormonas tiroideas e insulina, que van de un órgano a otro. Por
igual, controlan la función celular y regulan las funciones vitales como el
metabolismo, la función inmune, la reproducción, la inteligencia y muchos
comportamientos.
¿Qué son los disruptores endocrinos?
Los disruptores endocrinos
son sustancias que, aún en cantidades ínfimas, pueden tener un efecto que
interrumpen y distorsionan la función hormonal.
También se sabe que los
alteradores hormonales (disruptores endocrinos) se potencian entre sí y frente
a su presencia no hay ningún umbral de exposición seguro. Eso significa que por
baja que sea la exposición, siempre nos hará daño, aunque, lógicamente, un daño
menor que si nos expusiéramos a un nivel superior del disruptor.
Estos perturbadores
endocrinos imitan o alteran el efecto de las hormonas generando confusión en el
organismo y ocasionando diversas
disfunciones.
El mecanismo por el cual
alteran el organismo es porque estimulan o inhiben según el tipo de disruptor,
el sistema endocrino, ya sea bloqueando por suplantación o mimetizando la
respuesta a las hormonas esteroideas y alterando la biosíntesis hormonal, alterando
distintas actividades enzimáticas y de proteínas transportadoras.
Es decir, al imitar a las hormonas, se unirán a los receptores hormonales. Esto creará una respuesta que puede ser incluso más poderosa que la hormona natural original. Otras veces, puede incluso crear una respuesta menos poderosa o completamente distinta a la hormona original.
Eso crea un estado de seria
confusión y disturbio en el organismo que altera células, tejidos, órganos y
sistemas.
Al modificar, inhibir o
condicionar diferentes funciones hormonales, tales como la síntesis, liberación
y transporte de las hormonas naturales de nuestro cuerpo, al bloquear también
las acciones que nuestras hormonas deben realizar o alterar las funciones
metabólicas o su eliminación, los disruptores endocrinos no sólo afectan a las
personas, sino también a animales y plantas y se constituyen en una amenaza
para todos los seres vivos y en general, para el medioambiente y el planeta.
Principales disruptores endocrinos
Hay más de un millar de químicos con capacidad disruptora de nuestro sistema endocrino.
Los principales disruptores
endocrinos a los que estamos expuestos son la atracina y el DDT
(diclorodifeniltricloroestileno), el bisfenol A y el bisfenol S, los bifenilos
policlorados (PCB) y los éteres difenílicos polibromados (PBDE), los parabenos,
los metales pesados como el aluminio, el arsénico, el cadmio, el plomo y el
mercurio, las dioxinas y furanos, el glifosato, los ftalatos, el triclosán.
Se han encontrado estos
contaminantes en el 95% de la población en muestras biológicas hechas en
grandes poblaciones.
Los ftalatos son
compuestos que se añaden a los plásticos para darles flexibilidad, como el PVC,
policloruro de vinilo, tan usado en tuberías de agua. Cuando los ftalatos son
metabolizados en los riñones y pulmones originan compuestos que tienen efectos adversos
a la salud.
El BHA (hidroxianisol
butilado) y el BHT (hidroxitolueno butilado) se emplean en la industria
alimentaria como conservantes para evitar que los aceites se vuelvan rancios u
oxidados, ya que eso puede afectar el sabor y el color. Tanto el BHA como el BHT
pueden bioacumularse en el cuerpo y causar serios estragos. El Instituto
Nacional de Salud de Estados Unidos califica al BHA como carginógeno.
¿Cómo nos afectan?
Lo que caracteriza a los disruptores endocrinos es que tienen mecanismos de acción semejantes a las hormonas y afectan de dos maneras las funciones hormonales: primero, pueden interactuar directamente sobre el receptor hormonal, suplantando a la hormona, o segundo, pueden actuar sobre la proteína que controla la liberación hormonal, afectando la función hormonal normal.
Por igual, sumado a estas
dos maneras de actuar del DE, está el hecho de que un disruptor también puede
cambiar al combinarse en el organismo con otros disruptores endocrinos, y las
consecuencias adversas se amplían y multiplican al operar varios disruptores
endocrinos simultáneamente.
Se han comprobado que los
disruptores endocrinos contribuyen a causar problemas reproductivos y de
neurodesarrollo, diabetes, cáncer de mama, cáncer del endometrio, de los
ovarios, de la próstata, testículos y cáncer de tiroides, según la Organización
Mundial de la Salud, OMS, y muchas organizaciones científicas.
Al imitar y reemplazar las
funciones hormonales, su presencia genera enfermedades del sistema reproductor,
como infertilidad, pubertad precoz, ovarios poliquísticos, malformaciones de
los genitales y endometriosis, diversos tipos de cáncer como los señalados de
ovario, mama, testículos, tiroides y próstata.
Por igual, los disruptores
endocrinos están asociados a enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson,
el Alzheimer, problemas de autismo, hiperactividad y problemas de aprendizaje y
de comprensión lectora. También se asocian a enfermedades metabólicas como la
diabetes, la obesidad y problemas tiroideos, enfermedades inflamatorias o del
sistema inmunológico, y por igual se relacionan con casos de enfermedades por
causas todavía mal conocidas como la fibromialgia y el síntoma de fatiga
crónica.
Los diez principales impactos en la salud de los disruptores endocrinos
Al alterar las funciones hormonales, los disruptores endocrinos pueden generar las siguientes respuestas diez respuestas de mayor gravedad en nuestro organismo:
1. Sobrecarga de estrés
oxidativo.
2. Deterioro sensorial y
problemas de respuesta social, incluyendo déficit de atención, autismo y otros
problemas neurológicos (esto puede suceder especialmente a una edad temprana).
3. Cambios en la función
testicular e incluso cambios en la testosterona en los hombres y serios
problemas de fertilidad.
4. Pubertad precoz en las
niñas y primera menstruación a edad temprana
5. Metabolismo alterado
6. Obesidad, porque se
almacenan en las células grasas
7. Alteración del sistema
inmune
8. Osteopenia y problemas óseos,
incluyendo daño a la médula y a la formación de glóbulos rojos
9. Deterioro cognitivo,
propensión al Parkinson y al Alzheimer
10. Daño cardiovascular,
propensión a infartos y a accidentes cerebro-vasculares, ACV
¿En qué productos podemos encontrarlos?
La atracina y el DDT se
hayan en herbicidas y pesticidas.
El bisfenol A (BPA) en
plásticos y latas de alimentos como parte de los revestimientos de resinas
epoxi para prevenir la corrosión.
También está presente el
bisfenol A en los tickets y recibos de supermercados y otros comercios.
Por igual en los biberones, mamilas y bobos (chupetes)
de plástico, para los bebés.
Los ftalatos están en
envoltorios, cosméticos y champús.
Los bifenilos policlorados
(PCB) y los éteres difenílicos polibromados (PBDE) en retardantes de llama
presentes en tejidos, alfombras, mobiliario y dispositivos electrónicos.
Alquitenoles y
nonilfenoles los encontramos en agentes tensoactivos (detergentes),
emulsionantes, dispersantes y humectantes, como los detergentes de ropa
convencionales. También se emplean como plastificantes y estabilizadores de la
luz ultravioleta en plásticos.
¿Qué podemos hacer para cuidarnos?
Hay una serie de acciones
que conviene poner en practicar para reducir la exposición a disruptores
endocrinos.
Reducir el consumo de
carnes rojas y reducir al máximo los embutidos (carnes procesadas como
fiambres, hamburguesas, etc.), porque tienen más pesticidas que las carnes, por
la bioacumulación ya que los pesticidas se almacenan en los tejidos grasos.
Reducir pizzas y comida
chatarra, porque el cartón reciclado de sus empaques tiene muchos químicos y
las altas temperaturas de los alimentos favorecen que estos compuestos se traspasen
a los alimentos.
Consumir peces pequeños en
vez de grandes, para evitar los metales pesados por bioacumulación.
Lavar y pelar frutas y
verduras antes de consumir (nunca con cloro).
En la cocina
No calentar ningún alimento en envases de plásticos.
No exponer botellas de
plástico al sol o a ninguna fuente de calor
Usar botellas de cristal
oscuro para aceites y no tenerla cerca de calor.
Reducir al máximo los
plásticos
No guardar bebidas
alcohólicas en botellas de plástico
Para hornos preferir la
cerámica o el vidrio refractario en vez de metal (para evitar que moléculas se
incorporen a los alimentos)
Evitar el teflón y buscar
en la etiqueta de las sartenes que no tengan PFOA o PTFE
Emplear productos para el fregado o la limpieza en la cocina que sean biodegradables y ultraconcentrados, con ingredientes naturales y sin aromas artificiales.
Productos de higiene del hogar
Emplear detergentes sin sulfatos ni fosfatos, que sean biodegradables y ecoamigables, aprobados por la EPA
Emplear productos de
limpiar y asear que sean biodegradables y con ingredientes provenientes de
fuentes naturales principalmente.
Emplear productos
ultraconcentrados que permitan rendir más y producir una menor huella
medioambiental, reduciendo la producción de basura y desecho.
Productos de higiene personal
Emplear productos formulados sin ftalatos ni parabenos en desodorantes, jabones, geles y cremas para la piel.
Emplear pastas dentales y
enjuagues bucales sin triclosán
Preferir maquillajes y
desmaquillantes de base natural y formulados sin químicos tóxicos.
Disminuir el uso de
fragancias y perfumes químicos.
Evitar el uso de tampones
Con los niños
Usa biberones de cristal y evita al máximo los plásticos
Evita juguetes de plástico
que los niños puedan llevarse a la boca
Sin van a piscinas y
jardines, prevenir que se lleven la mano a la boca sin lavárselas, porque
pueden entrar en contacto con herbicidas.
Revisar que pinturas,
pegamentos y materiales escolares sean aptos para niños sin disruptores
endocrinos.
En champús para niños,
revisar que no contengan lindano.
Evitar disruptores endocrinos domésticos
Tener especial cuidado en
el manejo y uso de insecticidas
No emplear pesticidas en
plantas del hogar
Evitar el uso de ambientadores,
productos aromatizantes y fragancias químicas. Sustituir con aceites
esenciales.
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