Por Aquiles Julián
Wellness coach
Las sábanas de camas, protectores de colchones y las fundas
de almohadas requieren un cambio regular posiblemente más frecuente del que
solemos darles.
De hecho, el máximo recomendado
de uso es de dos a tres días.
48 a 72 horas.
Y al igual un máximo de 72 horas para
sábanas y protectores de colchones, sobre todo si se tienen mascotas, se padece alguna enfermedad transmisible (como la gripe, p.e.) , y/o se ingieren alimentos en la cama.
¿Por qué es inteligente cambiar sábanas y fundas de almohadas con mayor frecuencia?
Un estudio de la American
Chemical Society indica que las personas perdemos alrededor de 500 millones de
células de la piel cada día.
Junto a esta descamación natural, que alimenta a los ácaros del polvo que proliferan en sábanas, colchones y almohadas, también están los fluidos corporales como sudor y sebo, que se depositan en sábanas y fundas de almohadas con los que nuestra piel entra en contacto.
Las escamas de piel y los fluidos
corporales provocan el crecimiento de microorganismos como bacterias, ácaros y
hongos.
"Los ácaros que más encontramos en
las viviendas son los Dermatophagoides y Euroglyphus”, explica Lourdes Pérez
González, alergóloga madrileña.
En muchas personas estos microorganismos pueden causar distintos tipos de molestias, tales como irritación de la piel, erupciones cutáneas, infecciones, problemas del tracto urinario como la cistitis, alergias y problemas respiratorios. Los ácaros, por ejemplo, suelen generar deyecciones que a muchas personas les provocan reacciones alérgicas, en algunos casos graves.
Al absorber el sudor, residuos de
maquillaje, baba, los aceites corporales y otros fluidos, junto con las células
muertas de la piel por la descamación natural, todas las noches, las sábanas y
fundas de almohadas crean un entorno ideal de calor y humedad para la
reproducción de bacterias, hongos y ácaros.
Inés Torrado, alergóloga española, remarca que los ácaros se alimentan de restos de piel muerta que, a menudo, puede acumularse en colchones, sillones y/o alfombras. “Por estos motivos, las camas son el hábitat ideal para su desarrollo y el lugar donde se encuentran en mayor proporción”, subraya Torrado.
Sábanas y fundas de almohadas sucias
pueden afectar el sistema inmunológico
Es precisamente esta
proliferación de bacterias, hongos y levaduras y ácaros del polvo en nuestras
fundas de almohadas, protectores de colchón y sábanas sucias que seguimos usando los que aumentan para
nosotros el riesgo de asma, bronquitis, alergias y otros problemas de la piel.
El microbiólogo Philip Torno de
la Universidad de New York recomienda lavar las sábanas dos veces a la semana.
"Incluso los polvos
contenidos en la atmósfera se depositan en las sábanas y se inhalan durante unas
ocho horas al día, es decir, el tiempo que pasas en la cama", explica Tierno.
"Hongos, bacterias, pelo de
animales, polen, pero también varios residuos del cuerpo humano (sudor, saliva,
secreciones vaginales, orina, células de la piel..." suelen acumularse en
sábanas y fundas de almohadas.
Si se duerme solo, se ducha antes
de acostarse y usa pijamas, puede usar las sábanas por una semana, no así las
fundas de almohadas.
Para un clima caliente como el de
Rep. Dominicana, en que se suda más, exceder 72 horas en el cambio es dormir
sobre sábanas ya muy contaminadas.
A su vez, la doctora Lindsay
Browning, psicóloga, neurocientífica y experta en sueño, explica que "El
sudor entra en las sábanas, lo que hace que no solo tengan un olor
desagradable, sino que también se obstruyan bastante". También recalca el
impacto de las células muertas que se desprenden de nuestro cuerpo. "Si no
lavas las sábanas lo suficiente, las células muertas de tu piel se acumularán
en estas sábanas", nos advierte.
Y está la proliferación de ácaros,
además de bacterias y hongos. Si no cambias las sábanas y fundas de almohadas
mínimo dos veces por semana, la doctora insiste en que "no solo dormirás
con la asquerosidad del sudor y las células muertas de la piel, sino también
con los ácaros".
Los edredones, por su parte, conviene
lavarlos cada dos semanas.
Si dormimos con mascotas, añada
pelos, células muertas, sudor, baba y otros fluidos de las mascotas
Dormir con mascotas tiene
ventajas y beneficios para la salud física y mental, algo que muchos practican.
Ahora, entendamos, al igual que
las personas, las mascotas también son una fuente de células muertas, añadida a
pelos, fluidos corporales, etc., que se suman al problema.
Sumemos ahora que cada ser vivo tiene un microbioma dérmico propio. Tenemos virus, bacterias y microorganismos que han colonizado nuestra dermis y por igual poseemos una microbiota bucal y una microbiota intestinal y de nuestros aparatos sexuales que pueden contaminar nuestras sábanas, almohadas, protectores de colchones y colchones.
Y también transmitirse a todos los demás seres vivos que comparten con nosotros la cama.
Sábanas, fundas de almohadas,
cubrecolchones, etc., actúan como fómites, objetos inanimados que pueden
transmitir infecciones por microorganismos patógenos.
Sumemos algunas afecciones o
infecciones que podrían también transmitirse de un usuario a otro a través de
la ropa de cama, como sarna, piojos, virus, etc.
Con qué lavamos nuestras fundas
de almohadas, sábanas y edredones también importa… Y mucho.
Pero también nos conviene
entender que lo que usamos para lavar nuestra ropa, toallas y ropa de cama
(sábanas, fundas de almohadas, protectores de colchones, mantas y edredones),
importa y mucho.
Los tensioactivos, abrillandores,
lejía, fragancias, fosfatos y sulfatos que muchos fabricantes agregan a sus
productos para producir una impresión de limpieza y aroma “a limpio” puede
encubrir agentes químicos tóxicos y agresivos tanto para el mismo tejido, como
para la salud de las personas que entran en contacto con ellos y para el medio
ambiente.
Ingredientes como ftalatos,
parabenos, percloroetileno, triclosán, butoxietanol, amoníaco, hipoclorito de
sodio, cloro y neurotoxinas dañinas en productos de lavar la ropa pueden
agredirnos sin que tengamos claro cuál es la fuente del problema.
¿Por qué es importante que
nosotros verifiquemos con qué tipo de productos lavamos nuestras sábanas,
fundas de almohadas, protectores de colchones, mantas y edredones?
Porque restos de esos ingredientes
quedan impregnados en los tejidos y nosotros pasamos un tercio de nuestra vida,
8 de cada 24 horas promedio de cada día, en contacto directo con esos tejidos
en un ambiente de calor y humedad que activa esos ingredientes.
Eso significa que no nos conviene
emplear marcas y productos que puedan afectarnos negativamente, tanto por
contacto como por inhalación.
Es inteligente verificar que
empleemos productos biodegradables y con ingredientes amigables tanto a las
personas como el medioambiente y la vida.
¿Qué más podemos hacer por
nuestras camas?
Exponerlas al sol.
Asolear los colchones es una
medida inteligente.
El sol es un poderoso acaricida,
fungicida y bactericida, por lo que asolear los colchones, al igual que
sacudirlo, y darle la vuelta periódicamente son recursos de gran utilidad para cuidar
la salud.
Los residuos químicos de productos de lavandería que quedan impregnados en el tejido entran en contacto con nuestra piel en un ambiente de calor y humedad propicios y nos afectan. Muchos ingredientes tóxicos y agresivos no sólo afectan nuestra salud, también debilitan el tejido, quitan vistosidad a los colores, disminuyen la vida útil del artículo, tiendan a oxidar las partes metálicas como cremalleras y remaches, y por igual oxidan y reducen la vida útil de la lavadora y la secadora. Añadamos entonces el impacto deletéreo de las aguas residuales que atacan la tierra, dañándola; los acuíferos, envenenándolos; la flora terrestre y acuática, la vida tanto marina como terrestre e incluso la atmósfera.
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