Por Aquiles Julián
Wellness coach
En el supermercado compramos
marcas, pero en nuestro hogar usamos ingredientes. ¿Qué sabemos de los ingredientes
con los que entramos en contacto a diario? Muy poco o nada.
Por ejemplo, ¿qué sabes de los
parabenos?
¿Qué son los
parabenos?
Los parabenos están presente en
casi todos los productos que se venden en los supermercados, tanto en cosmética,
higiene personal, como en alimentos procesados.
Los parabenos sintéticos provienen
de derivados del petróleo, ya que se producen a partir de ácido
para-hidroxibenzoico y metanol, que son compuestos sintéticos derivados del
petróleo.
Los parabenos sintéticos actúan como una
especie de insecticida que se usa como antibacterial y antifúngico para
prolongar la vida útil de los productos a los que se agregan.
Se les conoce por muchos nombres.
Los principales son alquilo parahidroxibenzoato, butilparabeno, metilparabeno,
etilparabeno, propilparabeno, isobutylparabens.
Químicamente, los parabenos son ésteres del ácido parahidroxibenzoico (PHBA). El PHBA se produce de forma
natural en muchas frutas y verduras. Incluso nuestro propio cuerpo lo produce
al descomponer algunos aminoácidos.
El problema es que los parabenos
sintéticos son harina de otro costal.
¿Para que la
industria alimentaria, cosmética y farmacéutica usa los parabenos?
Cuando un producto está hecho con
agua como base, como los limpiadores faciales y corporales, champús y
acondicionadores, lociones, exfoliantes, enjuagues bucales, pasta dentales,
desodorantes, cosméticos, productos del hogar, alimentos y medicamentos, el
producto puede convertirse en un criadero potencial de bacterias, mohos y
levaduras (hongos).
Los parabenos se emplean para
limitar que las bacterias, hongos y microbios proliferen y reduzcan la vida
útil del producto. Operan como insecticida.
El asunto es el impacto de ese
ingrediente para nuestro microbioma oral, dérmico e intestinal.
Los parabenos atacan
y destruyen la microbiota oral
Cuando empleamos productos que
contienen parabenos, estas sustancias atacan y destruyen nuestra microbiota,
sea dérmica, oral o intestinal.
Ahora, sabemos que el 57% de lo
que somos como individuos, y la mayor parte de nuestro ADN proviene de nuestras
bacterias, virus y hongos. Somos criaturas simbióticas. ¿Qué sucede cuando
atacamos o buscamos destruir nuestra microbiota dérmica, bucal o intestinal?
¡Estamos destruyendo nuestra
salud!
¿Qué rol juega nuestra microbiota
oral en nuestro beneficio?
Función metabólica: cuando convierte el nitrato de los alimentos en
nitrito, este actúa como un antiinflamatorio y antimicrobiano natural.
Controla los
agentes patógenos: cuando nuestra microbiota está
equilibrada propicia condiciones desfavorables para la proliferación de las
bacterias que provocan la caries y la periodontitis.
Mantiene sanas las
mucosas, lo que contribuye a la salud de
nuestra boca, dientes y encías.
Favorece el sistema
inmunitario, pues ayuda a regular diversos procesos
metabólicos.
Principales daños que
producen los parabenos sintéticos
Las cuatro áreas en que se ha
probado el mayor daño que los parabenos provocan en las personas son:
Provocan envejecimiento
prematuro: los parabenos, empleados en muchísimas cremas, ungüentos y
cosméticos, atacan la flora dérmica de la piel, son absorbidos por el organismo
y provocan el envejecimiento prematuro y daños en la piel.
Están asociados al
cáncer de mama: En el 2004, un grupo de oncólogos
de la Universidad de Edimburgo encontró presencia de parabenos en el 90% de las
muestras tomadas de mujeres que presentaban cáncer de mamas. Se estima que
mucho de estos parabenos llegaron por vía de desodorantes y otros productos de
uso tópico.
Daños a la salud
reproductiva en hombres: Otros estudios han
comprobado cómo los parabenos actúan como disruptores endocrinos y afirman que están
relacionados con la disminución de testosterona y de la cantidad de
espermatozoides, perjudicando la sexualidad masculina.
Actividad
estrogénica: También se ha comprobado que
afectan la salud hormonal femenina y se han asociado a daños al feto, además de
obesidad, alergias y problemas de la piel.
Aunque hay una resistencia de la
industria química, de productos de consumo, cosmética, alimentaria y
farmacéutica, que son poderosos emporios y carteles, a que se limiten y/o
prohiban los parabenos, numerosas
investigaciones han vinculado a estas sustancias a enfermedades gravísimas como
el cáncer, trastornos endocrinos, toxicidad reproductiva, neurotoxicidad, inmunotoxicidad
e irritación de la piel.
La acumulación de
parabenos al estar expuesto a distintas fuentes.
Algo que la industria alega es
que la cantidad de parabenos que emplean en sus formulaciones es mínima.
El asunto es que como consumidores
estamos expuestos a distintas fuentes: en los alimentos, en los productos de
higiene personal, en productos de higiene del hogar, en productos cosméticos,
en medicamentos, etc., y todos esos parabenos que absorbemos por ingestión o
por la piel se acumulan dentro.
Se estima que cada día, entre
productos de higiene, cosméticos, alimentos y medicamentos, una persona absorbe
o ingiere unos 76 miligramos de parabenos.
¿Qué es inteligente?
Reducir y/o eliminar el uso de
productos que empleen parabenos y sustituirlos por otros que sean libres de
parabenos es inteligente.
Es nuestro cuerpo.
Es la salud de nuestros hijos,
pareja, padres.
Es poco inteligente que usemos
nuestro dinero para pagar por productos que dañan tan severamente nuestra salud
y nos pueden generar enfermedades catastróficas por nosotros hacerle ganar
dinero a industriales que no tienen escrúpulo alguno en exponernos a
ingredientes peligrosos y dañinos.
Y si buscamos marcas que además
se apoyen en ingredientes de origen natural, botánico y orgánico, mejor.
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