¿Sabes la diferencia entre un negocio y los soportes de un negocio?




Por Aquiles Julián
Microinfluencer, microdistribuidor y mobilepreneur

A mí, y como a mí, a muchos, muchísimos, quizás también a ti, me educaron para ser empleado, no hombre de negocio. Ese propósito de nuestros padres, que probablemente también fueron empleados o creían que un empleo era una meta aspiracional, distorsionó mi  formación y me hizo, para hablar de mí y no de ti, tener un montón de ideas erróneas.
Y esas ideas equivocadas conducen a decisiones no menos equivocadas y perjudiciales.

¿Tienes un cliente o tienes muchos clientes?

Todos tenemos clientes, porque el dinero siempre proviene de alguien. Y ese alguien que nos paga por un producto o un servicio (cuando somos empleados por un servicio), es nuestro cliente, aunque sea nuestro empleador.
El dinero es una energía que se mantiene circulando de unas personas a otras. Nadie la concentra en realidad.
Una empresa emplea el dinero que recibe por sus ventas en pagar a sus empleados, pagar a sus suplidores, pagar impuestos,  adquirir equipos, repartir utilidades entre sus accionistas,  hacer ampliaciones, crecer, expandirse.
A su vez, los empleados emplean el dinero que obtienen por su trabajo pagando su vivienda, servicios, impuestos, alimentos, productos del hogar, mejorando su vivienda, equipándola, divirtiéndose, etc.
Y así mismo hacen todas las compañías, instituciones y personas que reciben dinero, incluyendo las instituciones financieras que reciben dinero en depósito y lo prestan. El dinero nunca está quieto en ningún lado.
Como el dinero siempre proviene de alguien es claro que quien tiene más clientes tiene la posibilidad de obtener más dinero.
¿Cuál es la diferencia central entre un empleado y un emprendedor? Que el empleado sólo tiene un cliente, su empleador, al que le vende a cambio de un salario mensual mutuamente acordado sus servicios, mientras que el emprendedor busca tener la mayor cantidad de clientes posibles que les compren sus productos y servicios y deriva ingresos variables mes a mes por las operaciones que realiza.
A más clientes y a más operaciones, mayores ingresos.

¿Qué es un negocio?

Y eso nos conduce a lo que es un negocio: es un acto, una acción, un evento en que se produce el intercambio entre un suplidor o proveedor y un comprador: el que suple proporciona un producto o servicio al que compra a cambio de un pago mutuamente convenido.
Eso y sólo eso significa el concepto de negocio.
Cuando no somos hijos de familias emprendedoras y de negocio nuestra idea de un negocio es formal: locales, inventarios, equipos, empleados, letreros, etc.
Eso es confundir la fiebre con la sábana, cuando la sabiduría popular enseña que la fiebre no está en la sábana. Igualmente, un negocio no es ni locales, ni inventarios, ni equipos, ni empleados, ni letreros, ni nada que no sea una acción de intercambio entre un suplidor y un comprador, un emprendedor y un cliente, en que ambos ganan, pues el cliente obtiene el producto o servicio que quiere y el emprendedor la ganancia que busca.
Cuando venimos de familias de empleados nuestra visión de un negocio es externa, de afuerita. De ahí que creamos que un negocio es la parte formal: el local, los tramos, los equipos, la mercancía, los empleados, etc.
¿Dónde está la maldad en esta creencia? Que cuando aspiramos legítimamente a incursionar en los negocios y emprender, debido a diversas circunstancias que nos hicieron cobrar conciencia de que los empleos son buenos para adquirir experiencia, relaciones y conocimientos de negocio, pero que mantenerse estancado en ellos es  una trampa, ya que construimos el activo de otro, no nuestro, pensamos  que si alquilamos un local, lo equipamos, surtimos, legalizamos y le hacemos publicidad pusimos un negocio, como si los clientes se dieran por default, como una consecuencia obligatoria de haber invertido nuestro dinero en esos elementos y resulta que no es así.
Ningún negocio quebró por falta de mercancías, equipos, empleados, local o publicidad: quebraron por incapacidad de atraer, retener y desarrollar una cantidad suficiente de clientes para sostener los costos operativos y generar beneficios suficientes para recuperar la inversión y dejar utilidades.
Atraer, retener y desarrollar clientes y realizar un número de operaciones (intercambios) suficientes con ellos es lo que significa hacer negocio y tener un negocio.
Eso, cuando no somos hijos de padres emprendedores, tenemos que aprenderlo por la vía dura, perdiendo dinero y cometiendo equivocaciones.
Lo sé bien. A mí me sucedió.

Los soportes de negocio

Entonces, ¿qué son el local, los equipos, el inventario, el almacén, los empleados, la electricidad, el teléfono, la Internet, etc.? Son parte de los soportes de un negocio.
Los soportes no son el negocio, sino medios que facilitan que el negocio se realice.
Ahora bien, son tan indispensables para el negocio como la existencia del emprendedor que suple y el cliente que compra y paga.
Es importante hacer la distinción entre negocio (acción de intercambio) y soportes de negocio (elementos que facilitan que la acción se ejecute), para que tengamos una idea correcta y un enfoque apropiado al incursionar en los negocios.
Igual es importante distinguir que hoy existen dos tipos mayores de soportes: los físicos y los virtuales.
Es inteligente aprovechar ambos.

Tres tipos de soporte

Hay tres tipos de soportes de negocio:
1.      El Medio
2.     La Plataforma de Negocio
3.     Los Suplidores
El medio puede ser, como dijimos, físico o virtual. Un medio físico es un local (tienda, almacén, vehículo), al cual el cliente puede acudir.  Un medio virtual son el teléfono, la computadora, la Tablet y la internet, a través del cual nos ponemos en contacto con el cliente potencial.
El medio no es el negocio, pero sin medio no hay negocio. Para que el intercambio se produzca necesitamos un medio.
La plataforma de negocio es la infraestructura de servicio (equipos, inventario, disposición, carrito de compra, facilidad de facturación y pago, logística de entrega, empleados, etc.), que nos permite mostrar al cliente la mercancía, sea una tienda física o virtual, y que se produzca la transacción (pedido, pago y entrega).
Aunque medio y plataforma de negocio suelen ir juntos, no son lo mismo. Un teléfono es un medio, pero no es una plataforma de negocio virtual. Una tienda virtual (plataforma de negocio virtual) es otra cosa, aunque la operemos desde un teléfono. Igualmente, un local físico no es una tienda, aunque una tienda esté dentro de un local.
El tercer elemento de los soportes de negocio son los suplidores, que son los que nos proveen productos y servicios, desde los fabricantes que nos suplen las mercancías a comercializar a los proveedores de servicios (electricidad, telefonía, etc.), que nos suplen esos recursos importantes para desenvolver nuestra actividad de negocio.

Tres maneras de proveernos de los soportes

Para poder atraer, retener y desarrollar clientes y hacer con ellos intercambios (operaciones de negocio), requerimos tener los soportes de negocio (medio, plataforma de negocio y suplidores) apropiados. Y esos tres tipos de soportes los podemos obtener de tres formas distintas.
Adquiriéndolos por inversión propia: Esto es haciéndonos cargo nosotros de montar la plataforma de negocio, negociar con los suplidores, hacer la publicidad, etc., lo que requiere no sólo tener y arriesgar mucho dinero, sino sobre todo poseer una experiencia de negocio de la que normalmente carecemos y que nos hará víctima de todo tipo de vividor disfrazado de “negociante”.
Comprando una franquicia: Aquí nos respaldamos de la experiencia y el soporte de negocio de una marca reconocida que a cambio de la compra de una afiliación y el acuerdo correspondiente nos permite operar bajo la sombrilla de la marca, su renombre y su portafolio de productos. Adquirir una franquicia puede ser costoso, pero tiene sus ventajas con respeto a la inversión propia.
Afiliándonos a una plataforma: Este tercer modo sólo pide una inversión ridícula, por lo general menos de RD$3,000.00 (moneda dominicana, RD$50.50 por dólar), para adquirir un derecho de uso de una plataforma, en que se capitalizan tanto una plataforma de negocio física y virtual, como un portafolio de marcas, y nos beneficiamos de un plan de compensación que reconoce y premia nuestra productividad, un plan de incentivos, garantía y un modo de crecer y expandir nuestras operaciones, entre otros atractivos beneficios.

Dos maneras de crecer

Por último quiero tocar el tema del crecimiento.
Las personas con mayor éxito en los negocios enfocan sus esfuerzos en dos sentidos:
1.      Atraer, retener y desarrollar el mayor número de clientes
2.     Construir organizaciones para brindar servicio a mayor cantidad de clientes.
Todos conocemos el caso del microemprendedor que inició una operación de negocio y sólo la sostuvo al nivel que él o ella podía humanamente controlar.
Sus negocios envejecieron con ellos y otros macrodistribuidores o megadistribuidores se los tragaron.
¿Qué les pasó?
Cumplieron el primer objetivo, pero fracasaron en el segundo.
La construcción de organizaciones es concomitante a la atracción, retención y desarrollo de clientes. Y construimos una organización para servir a más clientes.
Hay dos maneras de construir una organización:
1.      Por contratación
2.     Por asociación
En la primera buscamos empleados que trabajen para nosotros a cambio de un salario y unos beneficios. Es lo que hacen los medianos y grandes distribuidores tradicionales: contratan empleados, según sus habilidades.
En la segunda buscamos personas con espíritu emprendedor dispuestas a asociarse a nosotros y a recibir la misma oportunidad de prosperar que nosotros, a los que transferimos nuestra experiencia y compartimos nuestros aprendizajes.
La estructura del primer tipo de organización es jerárquica y especializada.
La del segundo tipo es igualitaria, en base al mérito y al liderazgo, voluntaria.
Ambas funcionan.
Yo participo y practico la segunda.

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