¿Tiene la Cámara de Diputados el derecho de violar la ley y la Constitución y afrentar a los dominicanos?
A propósito del “reconocimiento”
a la presidente de la Fundación Trujillo.
Por Aquiles Julián
La Ley 5880 del 3 de mayo del 1962
establece que “todo aquel que alabe o exalte a los Trujillo o su régimen se
considerará y juzgará como autor de delito contra la paz y la seguridad
públicas”. Esa ley está vigente.
Los trujillistas, tanto
descarados como encubiertos, han buscado mil y una manera de abrogarla. No han
podido.
Igual, han buscado reinsertarse políticamente en nuestro país y volver a instalar la tiranía, sobre todo porque lo robado se ha disipado y están ávidos de volver a depredar el erario público.
¿Qué tiene eso que ver con la
cámara de Diputados? Simple.
Un “Diputado de Ultramar” de
nombre Ramón Ceballos de manera solapada incluyó a la actual presidente de la
llamada Fundación Trujillo, la abogada María de los Ángeles Domínguez Trujillo
(aunque su apellido de nacimiento es De León, hija de Luis José León Estévez
(Pechito), uno de los que participó en la masacre de Hacienda María, cómplice
de Ramfis Trujillo y primer esposo de María de los Angeles Trujillo Martínez,
Angelita), en un listado de personas meritorias de origen dominicano y
residentes en los Estados Unidos a ser reconocidas por el congreso dominicano.
La diáspora dominicana está llena de dominicanos meritorios que merecen ser reconocidos, distinguidos y destacados.
Ese no es el caso de la hija de
Angelita Trujillo y Pechito.
Esa señora no tiene un solo
mérito que destacar, ni siquiera en su ejercicio de abogada.
¿Qué puede decirse de ella que
enorgullezca, le haga méritos y gane el favor de ser reconocida por nuestros
diputados? ¡Nada!
Su único mérito es ser la presidente
de la Fundación Trujillo, dedicada a alabar y exaltar “a los
Trujillo o su régimen”, exactamente lo que la Ley dominicana prohíbe y penaliza.
Pienso en la cantidad de
dominicanos que, no sólo en los Estados Unidos, sino en el mundo, son un orgullo
para todos los dominicanos y añaden brillo y relevancia a nuestra bandera.
Hay nombres de sobra.
¿Cómo es que, ignorándolos, pasándolos por alto, se quiera enaltecer a la presidente de la Fundación Trujillo, hija y hermana de delincuentes y ella misma delincuente según las leyes dominicanas al presidir una fundación cuyo propósito declarado es alabar y exaltar el régimen de Trujillo?
Pienso, sólo para añadir algunos
nombres de dominicanos meritorios que califican para ser distinguidos y
reconocidos, en Rhina Espaillat, Junot Díaz, José Acosta, Kianny Antigua, León
Félix Batista, Julia Alvarez, Angie Cruz, Franklin Gutiérrez, Juan Matos, Tomás
Modesto Galán, Elizabeth Acevedo, Daisy Cocco de Filippis, Rey Andujar, Elizabeth
Balaguer, Silvio Torres Saillant, Miguel Ángel Fornerín, Osiris Mosquea entre
tantos otros escritores que llenan de honor a nuestra patria en Estados Unidos
y Puerto Rico, a ninguno de los cuales vi en ese listado.
Pienso en la gran cantidad de
profesionales que han construido a pulso un espacio propio en Estados Unidos,
Puerto Rico y otros países y continentes, incluyendo Europa. Pienso de los
deportistas dominicanos destacados, como Al Horford, Alex Rodríguez y tantos
beibolistas de grandes ligas que ponen en alto nuestra bandera.
Pienso en nuestros cantantes y
músicos, en nuestros pintores, en nuestros empresarios y emprendedores que en
Estados Unidos han sudado un patrimonio y dado ejemplo de la iniciativa y el
empuje de los dominicanos.
Con tanto de donde escoger, ¿cómo es que intentan que el Congreso y, en particular, la cámara de Diputados viole nuestras leyes reconociendo a la presidente de la Fundación Trujillo, que no tiene mérito alguno para una distinción de nuestro país?
Entiendo que nuestros diputados
fueron sorprendidos en su buena fe y cayeron en la levantadera de manos sin
evaluar los méritos de los recomendados.
De hecho, a la señora Domínguez
(en realidad De León Trujillo), le taparon discretamente el segundo apellido
que, de aparecer, hubiese encendido el alerta.
Hay que deshacer ese entuerto y
excluirla. Carece de méritos. Peor aún, es una delincuente porque preside una
Fundación que viola una ley dominicana destinada a protegernos precisamente de
ella y su familia.
Que los que defienden la dignidad
y el decoro nacional hagan acto de presencia para que se evite esa vergüenza.
Soy del criterio de que Aquiles Julián es un experto en lo que se refiere a los Trujillo y a los trujillistas. Además, para mí es un ferviente antitrujillista (yo también lo soy).
ResponderEliminarQuiero comentar que los trujillistas le han pasado por encima a la Ley 5880 del 3 de mayo del 1962. Abundan los artículos, los videos en YouTube, los libros y artículos, que presentan el lado "positivo" y algunos de los "logros" de Trujillo.
Por otro lado, trujillistas conocidos no dejaron de participar en política, y algunos como Vincho Castillo y Euclides Gutiérrez Félix todavía participan. Estos dos han, incluso, ocupado puestos en la Administración Pública.
El trujillismo, mi querido amigo Aquiles, todavía no ha sido desterrado completamente de la República Dominicana. Lamentable.
¡Es un insulto, una ignominia! Nuestra DIASPORA es extraordinariamente digna, esforzada y capacitada en muchas disciplinas y no merece semejante insulto. El "diputado" de ultramar Ramón Ceballos ha incurrido en una burda acción al incluir a una representante de la horrorosa tiranía de Trujillo en la susodicha lista de dominicanos meritorios de la diáspora dominicana. Con eso, el mercader de la política, Ramón Ceballos, se identifica con lo peor de la historia domincana. Rechazamos esa afrenta a la Memoria HIstórica de nuestro amado País. Tiempo es de que el Pueblo Dominicano salga de esos mercenarios de la política. ¡NO a los trujillistas! Ellos NUNCA nos representarán. ¡Nuestra DIASPORA DOMINICANA está caracterizada por su dignidad! Ramón Ceballos ni ningun trujillista nos representa.
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